Para descansar, los delfines desconectan uno de
los hemiferios de su cerebro, mientras el otro, que permanece “prendido”,
controla funciones vitales como la respiración. Así, mientras duerme, flota de costado con un ojo
abierto y una de sus aletas asomando de la supercicie del agua; 20 minutos
después, cambia de posición. Esta estrategia le permite descansar hasta ocho
horas diarias, en lapsos que van desde varios minutos hasta un par de horas.
Así, estos animales duermen con la mitad del cerebro
despierto.
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