sábado, 5 de enero de 2013

Heroína: el mejor remedio para la tos




Al leer este título pensaréis que estoy loca o que consumo heroína. Por suerte esto no lo digo yo, sino que fue parte de una campaña de venta hecha por Bayer.

Bayer saca al mercado en 1898 la Aspirina, la cual es consumida 2,500 por segundo mundialmente. Once días después se comienza a comercializar en forma de jarabe la Heroína como cura para enfermedades pulmonares, ya que tiene un efecto antitusivo, utilizándose para tratar la tuberculosis, bronquitis, asma y demás.
A la vez, como se une a receptores opioides en el cerebro, tiene efecto analgésico, por lo que se empezó a administrar a aquellos pacientes con enfermedades crónicas, como el cáncer, en reemplazo de la “adictiva” morfina. Bastante irónico, ya que la heroína es 3 veces más adictiva que la morfina. Más irónico aún es que, la heroína, al metabolizarse en el hígado, se vuelve a convertir en morfina (la heroína o diacetylmorfina, proviene de la acetilación del clorhidrato de morfina).



Entre los efectos psicológicos y fisiológicos, Escohotado describe aquellos que siguen al rushinicial de la primera dosis:
“Concluida la sensación inicial, el efecto depende de la dosis. Lo siguiente es un estado de desinterés o autosuficiencia ante las cosas habituales (con o sin vómitos), seguido de un entumecimiento que se desliza hacia semisueños tanto más breves como mayor sea el grado de ebriedad. Si la dosis se modera -como hace con la bebida quien sabe beber-, puede producir algunas horas de calma lúcida y no enturbiadas por el sopor, abierta al contacto con otros y a la introspección… La intensidad del efecto apaciguador liquida preocupaciones y temores como se aparta un visillo o se mueve un cubierto.”


Años después, en 1913, Bayer detiene la producción de este opioide y borra de sus registros todo tipo de información sobre el producto.





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